1. Reconoce la razón de la procrastinación
Para la mayoría de la gente, la razón por la que procrastinan no es por flojera.
A veces no sabemos cómo empezar algo nuevo o nos falta una idea sobre cómo deberíamos hacer algo. A veces sólo queremos hacer todo bien y perfecto y por lo tanto dudamos.
Otras veces somos lo suficientemente valientes para empezar algo, pero entonces algo sale mal, nos encontramos con algún obstáculo o tenemos que hacer algo que no nos resulta cómodo.
Tal vez a veces planeamos el tiempo equivocado para nuestras tareas, nos sentimos abrumadas cuando toma más tiempo del que habíamos pensado y luego simplemente no nos dan ganas de continuar, porque se siente como si fuera demasiado.
Todas estas son posibles causas de la procrastinación.
Hay muchas razones por las que a veces dejamos de trabajar en lo que tenemos que hacer y preferimos posponer todo y darle prioridad a cosas que en realidad no eran prioritarias.
Descubre la razón de tus aplazamientos, apóyate en esta guía:
¿Es inseguridad? ¿El no querer sentir incomodidad? ¿Miedo a las tareas nuevas o desconocidas? ¿El no querer sentirte como primeriza? ¿Es el miedo al fracaso? ¿Es el miedo a cometer errores?
O, tal vez es porque de verdad no quieres hacer eso, o porque sabes que si haces eso, podrías ir en una dirección en la que no quieres ir en tu vida, o estás aplazando las cosas porque de plano no es una prioridad.
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Para ayudarte con ésto, revisa este otro Artículo que escribí 📰
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➡️ ¿Lo hago o no lo hago? ¿Vale emprender con mi idea?
Una vez que hayamos identificado la razón, podrás decidir si necesitas trabajar en ello o si es mejor aplaudirte por ir por buen camino y reconocer bien tus prioridades.
En el caso de que de verdad estés aplazando prioridades:
Tal vez ayude planear un poco de tiempo al principio para “jugar” con un nuevo software para poder trabajar con él eficientemente más tarde.
O tal vez sea útil que por un rato, midas el tiempo real que necesitas para realizar tus actividades y así logres planificar mejor futuras tareas que sean similares a las que lograste medir.
Tal vez la solución pueda ser un curso, no para seguir aplazando las cosas con un nuevo curso, si no para que puedas trabajar en una nueva tarea sin temor al “no sé como hacerlo”. Todas somos primerizas en algún momento.
Encuentra el ritmo y desarrolla tu rutina
Lo importante es avanzar, tener un objetivo alcanzable, crear un plan de trabajo y empezar a hacer las cosas.
Es mucho más fácil mejorar algo en un texto, producto o diseño en el que ya existe un borrador o un prototipo, puedes hacer revisiones y continuar mejorando el producto final, pero darle vida mínimo a esa primera versión.
Una vez que hemos encontrado el ritmo, es más fácil seguirlo.
Al crear la lista de tareas, es importante que dividamos el objetivo en pasos realistas, sencillos, cortos, en pasos que sean ejecutables y realizables. Estos pequeños pasos también nos ayudan a crear nuestros propios “Deadlines”.
Bloquea en tu agenda o calendario un tiempo realista para procesar tu lista de tareas, lograr desarrollar una rutina y asi puedas concentrarte.
Evita o elimina todas las distracciones, el método de Pomodoro podría ayudar aquí, ya sabes, el de los bloques de 25 minutos, pero tu puedes decidir de cuántos minutos deben ser tus bloques.
Haz que el progreso sea visible y gratificante
Seamos honestas con nosotras mismas y reconozcamos nuestros avances y éxitos.
Recuerda cómo querías sentirte al completar cada actividad, al cumplir con esa meta.
Cuando hayas completado tus tareas, asegúrate de que exista una recompensa por ello, aunque sea cruzar la linea en el papel y pintar una carita feliz al final del renglón, eso también cuenta como recompensa.
¿Que tal tu? ¿Tienes tu negocio parado o estancado por estar aplazando tareas o proyectos nuevos? ¿Cómo has logrado combatir la procrastinación? ¿Qué es lo que más te motiva a seguir avanzado?
Desde la raíz:
Descubre y Define tu Brand CODE
Comienza a alinearlo todo desde ahí
¡Mucho éxito y sigue avanzando! 🌸
Alma.
